La crisis económica causó una conmoción que seguirá teniendo repercusiones en los años venideros. Afectó a las empresas, incrementó el riesgo social para muchas personas y desestabilizó las perspectivas de empleo y de mejora profesional. Los más afectados han sido los jóvenes, que registran los más altos índices de desempleo y cuyas perspectivas han resultado las más dañadas, sin embargo, a pesar de los altos índices de desempleo registrado en numerosos países europeos, se constata una escasez de profesionales cualificados en los ámbitos de la ciencia, la tecnología, la ingeniería y las matemáticas.
Para hacer frente a esta situación se considera importante la implantación de sistemas de orientación profesional para el desarrollo de las competencias y actitudes demandadas por el mercado laboral, consiguiendo de esta forma reducir el desempleo y responder a las necesidades empresariales. Si bien se centran en los individuos, las ventajas de la orientación y del asesoramiento van mucho más allá, ya que, por naturaleza, aúnan los objetivos de las personas con los fines económicos y sociales de los gobiernos y las empresas.